Temas de neurociencia en el tratamiento psiquiátrico moderno (I) (página 2)
Historia clínica: el caso de
P. P. Gage
Dr. Félix E. F.
Larocca
El 13 de septiembre del año 1848 Phineas P. Gage,
un capataz de construcción en Vermont, sufrió un
accidente cuando una explosión prematura de una carga de
dinamita le disparó a través de las partes
anteriores de la cara, del cráneo y del cerebro una
varilla de metal cuyas dimensiones eran: 3 cm de ancho X 109 cm
de longitud.
A pesar de sus heridas, Gage
vivió hasta el año 1861.
Habiendo sobrevivido a esas lesiones tan
dramáticas, los médicos de ese entonces pensaron
que Gage se había recuperado totalmente. Sin embargo
algunas cosas comenzaron a surgir que parecían muy
extrañas después del accidente. El comportamiento
social de un hombre que
otrora siempre fuera persona proba y
moderada, había cambiado totalmente. Antes del trauma Gage
era un personaje muy respetado por todos quienes le
conocían. Era considerado, inteligente, formal, honesto y
bien adaptado. Una situación que cambiaría a medida
que su convalecencia progresaba. Todos reparaban en el hecho
sorprendente de que a pesar de que su intelecto estaba intacto y
de que no demostraba limitación mental ninguna,
paulatinamente Gage se había vuelto un ser irreverente,
caprichoso, inconsciente de las convenciones sociales y con una
tendencia pasmosa al uso excesivo de las palabras profanas.
Así también cesó de cumplir sus obligaciones,
tanto económicas cuanto sociales. Ello, últimamente
terminó costándole su empleo.
En las palabras de sus amigos más cercanos "Gage
ya no es Gage".
Cuando este hombre murió, lo hizo ya desahuciado
y como una carga a amigos y a parientes quiénes terminaron
siendo forzados a ocuparse de él.
Como no se hizo una autopsia para
establecer las localizaciones anatómicas de la
áreas destruidas por el proyectil, en su trayectoria, este
caso continuó siendo por muchos años otra
más de esas historias clínicas que serían
reto a las facultades discernientes y especulativas de los
neurólogos dedicados a la investigación científica.
Recientemente, un grupo de
investigadores de la distinguida Iowa State
University en Iowa City; utilizando métodos de
calibraciones modernísimos y sometiendo a pruebas de
laboratorios el cráneo de Gage, concluyeron que las
lesiones que le cambiaran el perfil emotivo a este infortunado
hombre fueron localizadas en ambas cortezas prefrontales (derecha
e izquierda) que confirmarían la producción de un defecto
post-traumático que involucraban regiones del
encéfalo en zonas donde los procesos de
decisiones racionales y la distribución de las respuestas sociales y
emotivas normalmente residen.
Epílogo
Este estudio representa un caso cuyo análisis nos ayuda a entender mejor algunos
aspectos de las respuestas emocionales y cognitivas del ser
humano. A la sazón, sabemos que, a menudo, cuando una
persona sufre un accidente cerebrovascular y su "personalidad
cambia", la causa de ese fenómeno puede que sea una
lesión cerebral, de localización prefrontal,
similar a la que P. P. Gage sufriera.
Casa de Campo
9 de junio, 1994
Referencia
Hanna Damasio, Thomas Grabowski, Randall Frank, Albert
M. Galaburda, Antonio R. Damasio:
The Return of Phineas Gage: Clues About the Brain
from the Skull of a Famous Patient
Science Vol. 264. 20 May 1994. pp.
1102-05.
Por supuesto que mucho más se ha escrito acerca
de este caso en tiempos recientes. Caso que, con otros similares
reportados en otros países, han transformado el rol de las
neurociencias y sus contribuciones a las funciones y
entendimientos del encéfalo.
La psicoterapia
de la neurociencia
En estudios detallados de ambas disciplinas, la de las
funciones y localizaciones cerebrales, también conocida
como la neurociencia y las del desarrollo
normal del ser humano, se destaca una tercera disciplina
como posibilidad insospechada e inédita, esta siendo la
modificación directa y epigenética del cerebro
mediada por la acción
continua y sostenida de la terapia racional y emotiva del
psicoanálisis.
Los artículos que seguirán como secuela de
esta introducción llenarán la función de
completar nuestros objetivos para
esta serie.
En resumen
El autor de este artículo reconoce la parvedad de
información fidedigna disponible al
público en una era de progresos y de avances
meteóricos ocurriendo a todos los niveles de la
exploración del cerebro y de sus funciones.
Muchos nuevos estudios siguen apareciendo, que soportan
nuevas vistas y entendimientos en procesos tan enigmáticos
como relevantes. El estudio biopsicológico de la
sociopatía, del narcisismo, de las adicciones y del
envejecimiento de las monjas de Mankato, entre otros. Estudios
que ocupan lugares ocultos o recónditos en los reportajes
que nos llegan cotidianamente.
Como siempre hemos deseado, queremos evitar consignarnos
a que la nuestra sea disciplina meramente "contemplativa" (en las
palabras de Elkhonon Goldberg) para continuar siendo disciplina
didáctica al servicio de la
educación
del público en general.
Referencias:
Goldberg, E: Contemporary Neuropsychology and the
Legacy of Luria (1990) Lawrence Erlbaum 1990
Goldberg, E: The Executive Brain: Frontal Lobes and
the Civilized Mind (2002) Oxford University
Press
Goldberg, E: The Wisdom Paradox: How Your Mind Can
Grow Stronger As Your Brain Grows Older (2005) Penguin
NY
Kandel E. R: In Search of Memory: The Emergence of a New
Science of the Mind (2006) W. W. Norton
Larocca, F. E. F: El Caso de Gage, sito en el texto.
Temas de neurociencia en el tratamiento
psiquiátrico moderno (II)
Dr. Félix E. F. Larocca
Una introducción
al mundo de nuestras emociones y de
nuestra manera de ser conocedores de ellas
Cuando nos sentimos enamorados, cuando pensamos en
elegir carrera o vocación, cuando hacemos decisiones
importantes, cuando (por no poder
evitarlo) engordamos o no podemos abandonar un hábito
deletéreo. O cuando permanecemos en relaciones que nos
perjudican, que nos disminuyen o que nos hacen daño.
Asimismo, cuando decidimos abdicar del control que,
sobre nuestras mentes, ejercen los principios que en
suma llamamos "El Principio de la Realidad", o igualmente cuando
cedemos el derrotero de nuestros destinos al impulso irreflexivo
de lo que conocemos como el "Principio del Placer". Cuando todo
esto nos confronta, confundiéndonos, falsamente
podríamos llegar a concluir que estamos actuando de manera
intencional/reflexiva y que nuestros comportamientos (aunque nos
causen angustia) son consecuencia directa de nuestras decisiones
maduras y albedríos libres.
Así pensamos porque "somos" seres
"inteligentes".
Es así porque, aunque el orgullo del valer
desmedido que nos caracteriza, por creernos "seres racionales e
inteligentes", nos haga, a menudo dudarlo — nuestra preferencia
personal es la
de fantasear que somos los verdaderos amos de nuestro
propios destinos.
Pero la evidencia es muy distinta ya que solamente es
con el estudio de nuestro cerebro y por medio del entendimiento
de la mente, producto
funcional del mismo, que sus actividades complejas nos garantizan
inteligencia
de nuestras pasiones, sentimientos, actitudes,
aptitudes y trastornos psíquicos, intelectuales
y sociales lo que, a la vez, nos confiere el poder relativo que
nuestras percepciones a algunos concede.
El estudio de la mente entonces es asunto que para todos
es del mayor interés.
La misma inquietud que aquí compartiremos con nuestros
lectores en esta serie de ponencias.
Y, entonces, era el cerebro…
Para comenzar, y antes de emprender el estudio
parsimonioso de las funciones y de las topografías
correspondientes del pensamiento,
hurgaremos brevemente en aspectos mundanos y comunes de las
funciones de ese órgano; que por ser de calidades
mundanas y comunes a veces nos afectan mientras nos
sentimos indefensos y confusos por carecer de su
comprensión.
El amor y el
enamoramiento: ¿Emoción o
sentimiento?
Los neurocientíficos modernos desde Kandel a
Damasio han rechazado sistemáticamente el aforismo
cartesiano que reza: "cogito, ergo sum" ("pienso, luego
existo"). Ya que en un sistema circular
y autopoiético como es el cerebro, nada posee preeminencia
sobre el resto, porque sentir y pensar (como adelante veremos)
son resultados naturales de las mismas actividades, sinergias y
energías mentales.
Cuando la presencia del ser amado nos hace que sintamos
"mariposas en el estómago", cuando esa misma presencia
resulte en que las palmas de las manos nos suden, o que nos
sintamos paralizados por el esplendor de una noche de luna
plateada mientras recordamos al ser querido, estamos en el umbral
del sentido de dos fenómenos importantes de actividad
mental: la de evocación de sentimientos y la de
elaboración de emociones.
Los sentimientos y las emociones tienen sus
orígenes en áreas diferentes del encéfalo,
pero su significado para el non cognoscente es el mismo, aunque
ambos sirvan a propósitos disimilares para quienes los
estudian con fines meramente académicos y para quienes los
utilizan como expresión del sentimiento
romántico.
Armados de las mejores intenciones y convencidos de que
la neurociencia expresa en sí las actividades
básicas/cognitivas de nuestras vidas, creemos estar en una
posición relativamente envidiable para entender y lograr
encauzar nuestras existencias tanto emocionales como
intelectuales.
El amor aquí se selecciona como elemento de
análisis porque es una emoción ubicua,
enigmática y muy poco comprendida. Para lograr el mismo
propósito otros utilizan el análisis del miedo,
algo que haremos más adelante.
El flechazo
Todo comienza en la forma de una emoción
repentina que, como asimismo recalca la vieja lírica, que
dulcemente nos enseña que:
"Tú llegaste con una mirada,
a cambiar por completo mi vida…"
El ciclo del amor y del
enamoramiento humano
De repente nos vemos, nos encontramos sorprendidos,
porque pensamos obsesivamente en el otro o en la otra. Revestimos
su apariencia de virtudes inéditas y nos sentimos
cautivados por sus gestos, su sonrisa y su figura. Nos sentimos
emocionados, nuestro sistema nervioso
responde a su presencia con sensaciones extrañas. Nos
volvemos conscientes de nosotros mismos, evaluando nuestras
apariencias críticamente: "debo rebajar, lucir más
elegante, teñirme el pelo, usar ropas más
favorecedoras…". En fin, lo que todos ya
sabemos.
Epigenéticamente hablando, este fenómeno
se origina a la vez fuera y dentro del cuerpo. Fuera de nuestro
cuerpo, ya que no es resultado de actividad homeostática
refleja; y dentro, porque es en respuesta a estímulos
procedentes del entorno.
Todo está programado
Todo está programado en nuestros cerebros, y
aunque lo percibimos como actividad mental o simplemente
emocional, la realidad es que lo que llamamos "amor",
emoción, o conciencia son
actividades eléctricas, químicas, hormonales y
físicas que comportándose como sistemas
auto-replicantes nos hacen "sentir" aquello, lo que sea que
sintamos, en un momento dado.
Debido a la intensidad y a la pujanza con que estos
sistemas nos inciden y por virtud del impacto físico de
los mismos, ahora podemos entender por qué el amor y
la memoria de
quienes nos son amados son tan difíciles de
borrar.
"Mil veces me dije, decididamente,
tengo que olvidar tu amor".
"Pero eso no ha sido, porque no he podido,
tú eres más fuerte que yo.
Sinceramente…"
Pero, aquí cabe preguntarnos: ¿qué
pasa con quienes amar no pueden, o con quienes aman, pero lo
hacen en exceso?
He aquí donde la neurociencia nos asiste. Por
ejemplo, en el Síndrome de Klüver Bucy existen formas
de sexualidad (o
enamoramientos) exagerados resultado de lesiones a los
lóbulos temporales; como fuera el comportamiento de
Phineas Gage debido a destrucción de las áreas
prefrontales.
Pero, ¿qué sucede cuando encontramos el
individuo de
tendencia fría, calculadora e insensible que se dedica a
hacer daño y que carece de conciencia o de juicio moral; al
individuo que corrompe a sus propios hijos para lograr sus fines
perversos? Es decir, lo que conocemos como el Narcisismo
Patológico. Entonces es cuando la neurociencia nos ilumina
el sendero, ya que es inadmisible aceptar que, por falta de
entendimiento, estas personas existan sin que podamos
entenderlas.
El sistema
tripartito
Cuando en estas lecciones discutimos la
neurología aplicada al comportamiento, no queremos
pretender que todo es neuroquímico. No. Sino que deseamos
enfatizar su importancia crucial.
Esencialmente, conocemos otros factores ya discutidos en
otros artículos, los que aquí deseamos mencionar de
nuevo.
La herencia, el
cuidado que el entorno suministra al niño y las
propensiones emocionales
(¿químicas/biológicas?) de la persona,
asimismo juegan un rol que siempre tomaremos en
consideración cuando tratemos de entendernos a nosotros
mismos. Sin embargo, lo que para tantos es desconocido es que los
cambios efectuados en todo tratamiento psiquiátrico
son resultado de los efectos de transformaciones estructurales a
un nivel celular del cerebro del paciente, que afectando la mente
del enfermo, asimismo afecta el del terapeuta — noción
esta que para muchos es desconcertante.
En resumen
Lo que aquí avanzamos es resultado de muchas
investigaciones y de las posiciones que convalidan
la importancia de la interfaz de la neurociencia aplicada con el
psicoanálisis como teoría
y como método de
terapia.
Es por medio de esa confluencia teórica y
práctica que expondremos nuestras tesis basadas
en casos experimentales y actuales.
Empezaremos entonces con el estudio detallado de la
neurociencia aplicada a la terapia de síndromes
específicos.
Referencias:
Damasio, A: The Feeling of what Happens: Body and
Emotion in the Making of Consciousness (200) Harcourt
NY
Solms, M and Turnbull, O: The Brain and the Inner World:
An Introduction to the Neuroscience of Subjective Experience
(2002) Other Press
Temas de neurociencia en el tratamiento
psiquiátrico moderno (II)
Dr. Félix E. F. Larocca
El entendimiento
desde la perspectiva de la neurociencia de los trastornos del
comer
Para comprender en detalle los cuatro trastornos del
comer, el esquema del continuo de las disorexias
disponderósicas (Dysorexia/Dysponderosis Continuum)
que Meermann y Vandereycken conceptualizaran como una
línea progresiva que se extiende desde el consumo
restringido de alimentos, la
ingestión normal de la comida, seguida por el exceso en el
consumo de la misma con la resultante acumulación en
demasía de tejido adiposo; y finalmente, con el cuadro
clínico de la bulimia como
"remedio" contra la gordura.
La línea como nosotros la hemos modificado,
incluye en su estructura la
dieta restrictiva que todos usan para tratar en vano esfuerzo de
controlar el sobrepeso.
En otras palabras, los trastornos del comer y sus
efectos en el peso son parte del mismo proceso,
difiriendo sólo en el lugar que ocupan en un momento
dado.
Luego que entendemos lo que son en el espectro, es
útil recordarnos que las enfermedades del comer, o
las disorexias, representan, como todos bien sabemos, problemas
serios de salud y que su
tratamiento es tan complicado como refractario.
Por ello, para evitar caer en la trampa de las
sobresimplificaciones con que nos venden las dietas y los
spas, desde el comienzo, debe ser establecido que todos
quienes dedican sus tareas profesionales al manejo de estas
condiciones las consideran a todas como entidades
recalcitrantes, y muy difíciles de tratar
exitosamente.
Prosigamos.
Para entenderlas mejor, hagamos una pausa recurriendo a
una sinopsis en forma de anamnesia de la evolución natural de nuestra
especie.
Nuestro entorno primordial.
Esencialmente, el récord antropológico
sitúa a nuestra estirpe como una que ya existía en
su forma actual en el paleolítico superior subsistiendo en
su presente configuración, adaptaciones, y fisiología exactamente como hoy
somos. Lo que significa que, como orden, no hemos experimentado
ninguna mutación adaptante que nos haga diferentes de
nuestros antepasados por los últimos 120,000 años.
Lo que hace que nuestros ajustes y estrategias para
la supervivencia son las mismas hoy que fueran en ese pasado tan
remoto, como asimismo tan fugaz, en el sentido del tiempo
cósmico.
Por razón tan simple es que reconocemos que
nuestra estrategia del
comer, como tanto antes hemos recalcado, y aun, a menudo,
seguimos insistiendo, es esencialmente la que fuera cuando
vivíamos nuestra vida selvática.
Éramos entonces cazadores/recogedores,
fabricábamos herramientas
de características rudimentarias, aplicábamos la
agricultura,
no existía la gordura (por ser mal adaptante),
domesticábamos algunos animales y
dependíamos de los efectos del establecimiento de un
instinto socio-jerárquico suficientemente elaborado y bien
instituido para poder medrar. En efecto, las bases de los avances
prácticos y descubrimientos científicos que en el
futuro nos aguardaban, yacían escondidas, desde siempre,
en el cerebro poderoso que nos define como la más avanzada
e inteligente de todas las especies. Es posible, por
consiguiente, aseverar que todas nuestras innovaciones y
desarrollos presentes, estuvieran contenidos y representados en
nuestro ADN y, por ende,
integrados en nuestra mente, producto de la actividad del
encéfalo, esperando su expresión en el instante
preciso.
Y no sólo que esos avances estuvieran grabados en
nuestros cerebros sino que su aparición a veces
simultánea y no por serendipia fueran regulados por la
misma Naturaleza,
para que la presencia de redundancia asegurara el proceso de la
evolución.
De ello deducimos que no somos tan libres en nuestro
albedrío como nos gustaría pretenderlo.
Veamos…
Pensemos. No nos parece extraño que otros
animales como son las abejas, puedan recordar las rutas que deben
de seguir para aventurarse fuera de la colmena, viajar distancias
considerables sin la ayuda de instrumentos para navegar y
retornar sin dificultades a su punto de origen sin previa
experiencia.
No nos sorprende que un gato encuentre la dirección de la casa nueva de su amo sin
haber tenido mundo de su nueva dirección y sin contar con
la asistencia de pistas que lo orienten.
No nos preguntamos cómo es que algunas castas de
avispas instintivamente depositan sus huevos dentro del cuerpo de
ciertos gusanos, a quienes paralizan con su veneno para que les
sirvan de huésped a sus larvas, quienes consumirán
sus víctimas vivas de adentro para fuera.
Aquí sería oportuno repetir las palabras
de Alfred Lord Tennyson quien en uno de sus poemas
llamó a la Naturaleza "Roja (sangrienta) en colmillo y
garra", refiriéndose al modo singularmente despiadado con
que nos rige.
Man…
Who trusted God was love indeed
And love Creation's final law —
Tho' Nature, red in tooth and
claw
With ravine, shrieked against his creed.
(Alfred, Lord Tennyson)
Richard Dawkins utiliza estas palabras, en su libro The
Selfish Gene, como una advertencia correctiva,
recordándonos que nosotros, los seres humanos, nacimos en
un mundo con imperativos genéticos pre-existentes que nos
obligan a ser competidores a pesar de los esfuerzos denodados
provenientes de la educación y de la
religión
para suprimirlos.
Porque tendemos al olvido de estas cosas, en el
transcurso de estas lecciones tendremos que recordarnos de
nuestro origen y naturaleza de animal continuamente.Bottom of
Form
Así lo haremos porque es en esa misma facultad de
ser (y a la vez, de no ser) animales que nuestros mayores
y nobles atributos nos distinguen, nos caracterizan y (a veces)
nos apartan de miembros de nuestro género
que, por razones propias no son beneficiarios genéticos de
haber nacido con los atributos éticos, a algunos,
conferido por la posesión de un cerebro humano.
De esa manera delimitaremos nuestros esfuerzos al
entendimiento y cura de los trastornos que son producto de
nuestras dificultades en la reducción de nuestras
ansiedades y no con los problemas propios y extraños que
el Narcisismo Patológico engendra.
La psicoterapia en los trastornos del
comer
Ajenos, como tantos son, a las técnicas
que se enseñan durante el entrenamiento
riguroso de la ciencia y
arte de la
psicoterapia y del psicoanálisis, muchos profesionales
caen en el vicio de amonestar a sus pacientes, víctimas de
las disorexias, por ser incapaces del cambio
voluntario, recurriendo al soborno, a la extorsión y al
hábito de instilarles sentimientos de culpa
porque:
- Rehúsan ganar el peso que han
perdido - Objetan el abandono de sus actividades purgativas y
dietéticas - Ignoran la realidad de que se están haciendo
daño - Se empecinan en permanecer como
están
Quienes así proceden lo hacen ignorando las
sabias palabras del pionero Ernest Charles Làsegue, quien
en el año 1873 nos señala que ruegos o amenazas no
bastan para persuadir a la paciente a que renuncie a sus
comportamientos.
Obviamente, las anoréxicas o las bulímicas
no son personas carentes de inteligencia o de buen juicio. Lo
importante es reconocer que algunas (sino muchas) de sus
funciones y actividades cognitivas y emocionales han cesado de
operar normalmente. Tan obvio es que las actividades del cerebro
han dejado de servir sus procesos adaptantes que en ciertas de
sus características nos recuerdan el cuadro clínico
de algunas de las entidades psiquiátricas
conocidas.
Por ejemplo, la negación de la realidad que
caracteriza al histérico clásico es común en
la anorexia. Las
distorsiones de la imagen del cuerpo
y del sistema propioceptivo que caracteriza a algunas
enfermedades de origen neurológico son propias a todas las
disorexias y asimismo las alteraciones del afecto que son
típicas de muchas condiciones que tratamos, son hoy
reconocidas como resultado de trastornos neurológicos en
áreas específicas del cerebro.
En resumen podemos establecer con parsimonia que las
enfermedades del comer son emocionales, pero que así lo
son en la medida en que son respuestas y manifestaciones de
trastornos de la anatomía, de la
fisiología del cerebro, o de ambas. Lo que significa que a
la vez son trastornos físicos y orgánicos,
definiendo en sí el significado de lo que llamamos
"psicosomático".
Entonces nos resta decir que si admitimos que las
pruebas nos sobran para pensar en que su terapia es asimismo
terapia dirigida a cambios en la fisiología y aun en la
anatomía del encéfalo en medidas discretas, pero de
relevancia extrema, entonces estaremos en una posición
más cierta para entender el proceso tanto de la enfermedad
como de la cura, como en futuras lecciones veremos.
Para concluir queremos enfatizar antes de dar fin a esta
lección que nuestra perspectiva deriva del conocimiento
meticuloso de las neurociencias como hoy se aplican y en una
forma de terapia que se basa en esos conocimientos.
Referencias
Dawkins, R; The Selfish Gene (1976) Oxford
University Press NY
Barondes, S: Mood Genes (1998) W. H. Freeman
NY
Dennet, D. C: Kinds of Minds: Toward an Understanding
of Consciousness (1996) Basic Books NY
Larocca, F.E.F. (ed): EATING DISORDERS: THE FACTS: New
Directions for Mental Health Services, No. 31, (1986)
Jossey-Bass
Por medio de la aplicación de este esquema
Meermann y Vandereycken nos proporcionan en una línea
progresiva (un continuo o secuencia) un esbozo del desarrollo
lineal en las divisiones del peso en el ser humano, que se
extiende desde la delgadez desproporcionada de la anorexia
(magersucht), pausando dentro de los niveles "normales"
del peso y continuando hasta el trastorno de la obesidad
morbosa, finalizando en el caos dietario y comportamientos
impulsivos que caracterizan la bulimia y algunas formas de la
obesidad.
Temas de neurociencia en el tratamiento
psiquiátrico moderno (IV)
Dr. Félix E. F. Larocca
El Grupo de Apoyo
Mutuo (self-help) como método establecido para el
tratamiento de las disorexias y de otros trastornos
emocionales
Hace varios años que yo iniciara el comienzo de
un encaprichamiento intelectual con el Santa Fe Institute
y con los Álamos National Laboratory en Nuevo
México,
que duraría unos diez años y que, de modo
más maduro, aun persiste. Mi infatuación con ambas
y una tercera institución, el St. John’s College, se
debió a que los tres centros para mí
servirían como introducción en el campo abierto de
la astrofísica y a la ciencia de
alcances incalculables de la cosmología.
Puede decirse, que somos en parte sustancia viva y en
parte polvo estelar. De ahí proviene la expresión
de que algunos de nosotros (los que somos "seres vivos")
recibimos de Dios, el "Soplo de la Vida".
Durante esos años entre Taos y Santa Fe, mi vida
se orientaba en sus aspectos intelectuales por los logros
teóricos de los numerosos hombres (ya que la
mayoría lo eran) cuyos esfuerzos resultaran en recibir el
galardón codiciado del premio Nobel en sus áreas de
investigaciones, porque ser ganador del Premio Nobel es normal en
el SFI. De entre estos nombres existen tantos merecedores de ser
recordados aquí por sus contribuciones al conocimiento
humano. Pero sería una injusticia tan solo nombrar a
aquellos con quienes (mi esposa y yo) tuviéramos la
fortuna de hacer amigos. Todos en la medida justa fueron dignos
de su gloria. A todos recordamos con añoranzas,
singularmente al economista Kenneth Arrow quien estudió la
Economía
de la Discriminación Racial.
Entra la neurociencia
y el cosmos se desplaza
Como científicos, médicos, terapeutas,
nuestras labores son más mundanas y nuestros esfuerzos son
más ordinarios que los de los genios del SFI. Nada puede
compararse con la inmensidad del universo. Nadie
puede colegir en sus alcances vastos (porque la palabra
"infinito" es la más apropiada en su uso para referirnos a
la particularidad de los cielos que nos rodean) los límites de
lo que hemos hasta ahora aprehendido y lo que nos queda por
elucidar. Nada lo podía hacer, hasta que en las etapas
finales del siglo pasado la neurociencia, sus disciplinas
asociadas y sus aplicaciones, hicieran que se consagraran los
últimos años del Siglo XX al reconocimiento de esas
ramas emergentes y poderosas del saber y del
conocimiento.
Una vez que se incorporara el estudio del cerebro a
nuestras miras, todo nuestro universo interno cambiaría en
la medida en que su estudio nos resulta más vasto en su
alcance y más complejo en sus ramificaciones que la
ciencia de los astros.
Veamos aquí la razón y el
porqué.
Cerebro humano visto desde su
base
Nuestro cerebro es un órgano sorprendente en sus
complejidades:
- Por medio de nuestros sentidos, el cerebro nos
informa de lo que a nuestro alrededor sucede y nos suministra
respuestas adecuadas e inteligentes producto de computaciones
enormes en fracciones de milisegundos. - Por medio de sus conexiones motoras nos permite
interactuar, desplazarnos y movernos con eficiencia y
propósito dentro de nuestro ecosistema. - Por medio de nuestras facultades afectivas nos
permite responder con emoción y afecto a todo lo que nos
incide en la vida. Hecho debido a que nuestras emociones
básicas residen, se modifican y/o proceden de este
órgano. - Nuestra inteligencia, facultad de desarrollo enorme
en nuestra especie, es la fuente de nuestra creatividad,
de nuestras lealtades, de nuestros sentimientos amorosos, de
nuestros avances científicos, de nuestras exploraciones
y de nuestros principios morales. Lo que el cerebro
efectúa por medio de sus conexiones con todas las
glándulas, los humores y con todos los órganos
del cuerpo, incluyendo el sistema inmune. - El cerebro efectúa todas sus funciones vitales
simultánea y espontáneamente — así
razonamos.
Para entenderlo mejor sería necesario que
estudiáramos la anatomía y la fisiología de
este órgano, algo que, claramente, estaría por
encima del alcance de la audiencia a quien este artículo,
específicamente, estará dirigido.
Lo que sí es cierto, y a la vez de nuestro mayor
interés, es que un número creciente de nuevos
síndromes se elucidan cada día asignando su
representación cerebral a la entidad descrita. Así
hablamos con autoridad del
autismo, del
síndrome de Asperger, de las enfermedades de Alzheimer y de
Parkinson
entre tantas otras condiciones
médico/neurológicas/psiquiátricas.
El Microcosmo
Craneal: El Universo
Cerebral
Un órgano que apenas pesa unas tres libras en el
adulto humano, posee más células
funcionales y conexiones entre ellas que las que pueden existir
entre los cuerpos celestiales del universo que nos
circunda.
Pero, siendo inerme e inerte, el universo no es sexista
empero, el cerebro, como órgano del raciocinio y la
emoción, ¡si que lo es! Como más adelante
explicaremos.
Vista lateral del
cerebro
Ejemplo de las diferencias entre los
sexos
En promedio, el cerebro humano es de mayor tamaño
en el hombre que
en la mujer. Sin
embargo (¡sorpresa!) la proporción: cerebro/peso del
individuo, que constituye un índice más adecuado
del verdadero desarrollo del encéfalo en la persona, que
el de su peso absoluto, nos indica que la hembra de nuestra
especie está dotada con un cerebro de mayor magnitud que
el del hombre.
No lo olviden, mientras que ¡adiós!
decimos, al machismo arrollador y petulante.
Pero no todo termina en el mero estudio de sus estructuras
anatómicas, ni tampoco todo concluye con la observación de que existen trillones y
trillones de células especializadas en nuestros cerebros,
sino que todo se confunde cuando pensamos en el hecho de que el
cerebro es el único mecanismo conocido (con inteligencia
espontánea), auto-replicante (autopoyético), y,
como si poco fuera, que tiene la capacidad de cavilar sobre
sí mismo (frasecita elegante ésta, la de la
autorreflexión).
Pero hay más, mucho más, lo que nos hace
especular acerca del porqué en su estudio y entendimiento,
nuestro cerebro nos llena con más entusiasmo que el
estudio del universo una vez lo hiciera.
Veamos.
El cerebro no se limita a esa masa arrugada y corrugada
de células y tejidos
circundantes que ocupa el cráneo. El cerebro
también consiste en los ganglios basales, el cerebelo, el
tálamo, el hipotálamo, el bulbo raquídeo y
aun en la médula espinal, amén de los nervios
periféricos con los que hace conexiones
esenciales para nuestra homeostasis.
Para lo que aquí pensamos cubrir en esta
lección con lo ya dicho sería lo suficiente…
pero, no…
Conozcamos a alguien. Conozcamos a la persona ficticia
llamada Lucila.
Lucila es una mujer de 40
años de edad que se queja del desarrollo súbito de
sensaciones de hormigueo en la parte dorso-lateral del pie
izquierdo. Sensaciones que son molestas, porque, a veces, la
despiertan del sueño acompañadas de calambres
severos en medio de la noche. Sensaciones que, ha notado,
aparecen cuando consume alcohol en
cualquier cantidad.
Lucila asimismo ha descubierto que, cuando escribe o
firma su nombre, la mano le tiembla, habiendo en una
ocasión dejado caer una bandeja llena de tazas de café
cuando el temblor, en ambas manos, se volviera pronunciado e
incontrolable.
Otro asunto que la aqueja es que, de acuerdo a su marido
de muchos años, Lucila ha perdido su compostura
característica acusando a personas cercanas y queridas de
intenciones injustamente sombrías cuando en la realidad
así no lo son.
Lucila nos vio cuando visitara un consultorio donde
ofrecemos servicios
gratuitos a una población indigente médicamente.
Había venido con una hermana que funge de voluntaria en el
lugar, y accedimos a verla, ya que exámenes
neurológicos habían fallado en establecer la causa
de las molestias que a esta señora plagaran.
La única conclusión diagnóstica
posible que se pudo haber hecho, como prontamente lo
hiciéramos, se basó en la neurociencia, lo que
marcaría la pauta señalada para el tratamiento
exitoso.
Interludio.
Habiendo cubierto esta parte de la ponencia con la
descripción abreviada de un síndrome
común, quisiéramos utilizar otro ejemplo adicional
para enfatizar la importancia de la neurociencia en el
reconocimiento y en el tratamiento de las enfermedades que
generalmente nos asedian.
Muchos niños
dominicanos padecen de trastornos de contacto afectivo que son
ignorados por falta de reconocimiento. Entre los más
comunes se encuentra el síndrome de Asperger, los
trastornos con los problemas de atención y concentración, el de Rett
y aun el del autismo.
Otros pacientes sufren en el silencio de las tinieblas
los síntomas debilitadores del síndrome de
Tourette; mientras otros reducen sus estómagos
quirúrgicamente, ya que nunca logran perder el peso en
exceso que los agobia, o se someten a psicoterapias de orden
"basadas en la realidad" (como si algunas se basaran en la
ficción), llegando a resultados poco
satisfactorios.
Para concluir esta sección de nuestra
lección de hoy, tan solo deseamos afirmar a nuestros
lectores que buscan conocimientos a todos los niveles, que
solamente viajando dentro del infinito de nuestros cerebros
lograremos el Nirvana de entendernos a nosotros mismos y, por
ende, llegar a ese universo magnífico, plétora de
planetas y
asteroides que imitan en su forma nuestros propios "asteroides"
celulares; las células cerebrales, que llamamos los
"astrocitos".
Neuroglía
El Grupo de
Apoyo Mutuo en el tratamiento de las dolencias
humanas
Nuestras contribuciones al diagnóstico y tratamiento de los trastornos
del comer han sido principalmente en el uso y en la
aplicación de los grupos de apoyo
mutuo en su remedio y cura. Para esos fines he dictado cientos de
charlas, he participado en un número incontable de
conferencias y he contribuido a la literatura profesional y
laica numerosos libros de
texto y manuales que
compilan la técnica, las bases filosóficas y el uso
de las mismas. Estoy satisfecho, ya que he logrado establecer no
sólo las bases para una modalidad de terapia tan
revolucionaria como práctica, sino una que se traduce en
los aspectos básicos de la prevención, el gol de
toda medicina
racional.
Aquí, entonces, conoceremos a Julieta.
En un artículo que publicara en una revista
médica en el año 1987 describo el grupo de apoyo
mutuo (self-help) tanto siendo una religión secular
como siendo a la vez un recurso de orden atávico para
nuestra especie.
Julieta tuvo tratamiento para un caso de anorexia
nerviosa en un centro con afiliaciones universitarias de
Upper State NY. Para Julieta todo empezó con lo que fuera
una dieta común e "inocente", porque como tantas adolescentes
modernas, Julieta se sentía gorda. Cuando su dieta
restrictiva empezara, ella ya padecería de sobrepeso
marcado, lo que traduciría su cuadro clínico en uno
de pronóstico más severo, que contrasta con lo que
sucede cuando el sobrepeso no ha sido factor significante. A
pesar de que el tratamiento se condujo bajo la supervisión de profesionales con firme
reputación, la familia
nunca quedó satisfecha con los resultados obtenidos y la
paciente recayó en un período muy breve
después de que retornara a su país.
Para seguir su terapia ambulatoria, la familia la
enviaba en el avión de la compañía que el
papá presidiera, todas las semanas a la ciudad de New
York. Quien le administrara la terapia fue un colega mío,
cuyos conocimientos del idioma castellano y de
la cultura
latinoamericana eran, admitidamente, modestos. Él mismo
pidió que yo la aceptara como mi paciente.
Así lo hice.
Julieta, como es el caso con la gran mayoría de
las pacientes que sufren de sobrepeso inicial, temía que
un tratamiento exitoso se trocaría en hacerla "engordar".
Lo que nunca ha sido ni nuestra intención
terapéutica ni el resultado de nuestros esfuerzos. Pero
algo que las pacientes, especialmente las que una vez fueran
víctima del sobrepeso, aborrecen tan solo
pensar.
Cuando Julieta fue introducida al tratamiento, ella
participó a regañadientes en un grupo de apoyo
mutuo que existiera en nuestra Unidad. Sus padres también
participarían, porque deseaban respuestas de otros que
habían tenido problemas similares a sus preguntas e
inquietudes.
En el grupo, Julieta realizó cuán
profundas eran sus distorsiones, cuán arraigados eran sus
miedos y temores y cuán deprimida era su existencia en la
cual un vaso de agua amenazaba
con engordarla.
Así comenzaría una terapia de las tantas
exitosas que deben mucho al impacto del grupo de apoyo
mutuo.
En resumen:
El hombre (y la mujer, por supuesto) desde sus
orígenes han considerado al grupo como una de las
fundaciones de su existencia social. La aplicación del
poder que los grupos confieren a sus miembros y que de pertenecer
a los mismos se deriva es un aspecto de la terapia que es
solamente tan desconocido e ignorado, como que es lo
esencial.
En nuestras próximas lecciones seguiremos
haciendo hincapié en estos temas.
Referencias:
Serán dadas a la conclusión de esta serie
de lecturas.
En aquellos años, la química
carbónica sostenía la noción de que desde el
Big Bang hasta tiempos presentes nuestro universo
ha, en su evolución, ido de sustancia inerte a sustancia
viva, dotando a todo lo vivo que en éste existe con una
composición compartida y que, desde que somos parte de los
mismos orígenes, todo lo viviente y todo lo que no lo es,
que en el cosmos existe, coincide en un origen común,
siendo intrínsecamente interrelacionados.
Temas de neurociencia en el tratamiento
psiquiátrico moderno (V)
Dr. Félix E. F. Larocca
La
civilización y los resultados de sus descontentos o
pesadumbres
Nunca se prevé cuando se trabaja con una paciente
que es víctima de una disorexia que muy a menudo la
posibilidad de la recaída es asunto muy cierto. De hecho,
uno de los más importantes componentes que caracterizan
nuestras metodologías para el tratamiento exitoso de
nuestros casos es el énfasis en la prevención de
las recaídas o relapsos.
La razón está contenida en el hecho de que
los trastornos del comer constituyen una peculiaridad del
género humano que es, en su esencia,
ilógica.
Desde el punto de vista del equilibrio
mental, sabemos por experiencia, que cuando la ansiedad nos
visita, que tratamos de reducirla de la manera que podamos
lograrlo, desde el instante en que la percibimos.
Los métodos que usamos para reducir la ansiedad
nos son específicos como individuos, y asimismo
están relacionados con nuestra etapa del desarrollo y con
nuestra integridad emocional.
Muchos, sintiéndose totalmente impotentes frente
a la presencia de afectos desagradables, recurren a
comportamientos poco adaptadores, ya que no logran la
disminución de la ansiedad o de la depresión
de que sufren sin imponerse a sí mismos un gravamen
emocional tan doloroso o peor que la angustia misma.
El rol de los instintos o
pujanzas
Sabemos que estamos dotados de fuerzas que, operando de
manera determinada y típica a nuestras diferentes
especies, nos conducen a defender nuestras vidas, a escapar del
peligro, a evitar el dolor, a reproducirnos, a procurar alimento
y a buscar aquello que nos haga sentir bien. A procurar
asiduamente aquello que nos proporcione el placer.
¡Ah, el placer!
Para entender la función de lo que el placer para
nosotros significa, la neurociencia nos enseña que en el
cerebro existen centros especializados que funcionan solamente
para asegurarnos de que lo que nos haga sentir bienestar o la
experiencia del hedonismo no se nos agote.
Los centros del placer en el encéfalo son
susceptibles a su estimulación por todo aquello que, en la
medida que sea, nos cause una descarga de tensión
emocional, nos mitigue el dolor, nos estimule la
producción de endorfinas y nos embriague o produzca
sentimientos de éxtasis.
Las drogas
estupefacientes son los elementos más comúnmente
usados para lograr este placer, aunque, ya sabemos que tenemos la
capacidad extraordinaria de conferir, aun a las sustancias
más banales, el papel de producirnos deleite, a veces,
adictivo.
La comida como
agente del equilibrio emocional del ser humano
Una de las ideas más debatibles que a alguien
pueda ocurrírsele es la que propone que el hambre forzosa
y el padecimiento forzado de las anoréxicas puedan
constituir una fuente de delectación para ellas. Pero lo
es, la evidencia se encuentra en las vidas de las tantas santas
ascetas cuyas existencias fueron sesgadas por un rechazo al
"placer" corporal del comer. Ellas (y ellos también)
prefirieron la abstinencia dolorosa al pecado de la indulgencia
en apetitos terrenales. Con ese sacrificio lograban obtener el
gozo vicario de la proximidad purificadora con la divinidad
ansiada.
Para muchas anoréxicas, su estado de
emaciación extrema es un signo de su virtud como persona y
de su evasión del poder que la carne ejerce en todos los
demás, que para ellas son gordos.
Otras, las que caen víctima de los ciclos de
harturas seguidas por las purgas, siendo de naturaleza más
impulsiva y poco reflexiva, tratan de tolerar el hambre, la que
las abruma y, habiendo cedido al instinto de la supervivencia,
que las obliga a comer, pretenden recuperar el control perdido
vía los métodos de catarsis que
tan familiares nos son.
Las personas que utilizan la comida como fármaco
para aliviar el dolor y resarcir sus sentimientos de vacío
emocional, encuentran en lo dulce, lo sabroso, lo agradable, una
droga que les
reduce la tensión en que sus vidas se desenvuelven.
Así engordan y por la misma razón les resulta muy
difícil adherirse a la resolución de
cambiar.
Entonces, aquí mencionamos de paso, entra el uso
de las drogas que a
todos nos son conocidas y cuyo empleo y abuso representan un
capítulo especial de nuestras ciencias del
comportamiento
humano.
Prosigamos con la discusión de la comida, que,
con la sexualidad humana, ha abierto áreas sorprendentes e
inesperadas para la medicina.
Veamos. Ahora tenemos especialistas en la sexualidad
humana y en las enfermedades del comer. Es como si dos instintos
básicos para, y responsables por, nuestra presencia en
esta tierra, se
hayan dislocado y nos proporcionan, con su experiencia en casos
individuales con trastornos que, en algunos casos, nos amenazan
con la
muerte.
A primera vista, y viéndolo así,
parecería absurdo, pero no lo es.
¿Qué ha pasado? Áreas del cerebro
que, comunicándose entre ellas nos garantizan la vida
vía su funcionamiento recíproco coordinado y
equilibrado, fallan en su propósito y se tornan
físicamente en mecanismos disfuncionales.
Una vez que esos mecanismos aberrantes se han integrado
y establecido en la anatomía del encéfalo, resulta
muy difícil desarraigarlos, por ello son tan resistentes
al cambio. Por la misma razón las recidivas son tan
comunes como para que muchos las consideren parte inextricable
del proceso mismo que define todas estas dolencias tan
peculiares.
Lo que lo cambia
todo: la psicoterapia intensiva y estructural
Los avances de las neurociencias son aplicables a las
ciencias del comportamiento y al mismo
psicoanálisis.
Desde el principio de nuestro método de
tratamiento se establece, para que el relapso no suceda, un
programa de
educación intensiva de la paciente y su familia.
Concomitantemente se instituye una terapia reconstructiva de
modalidad persistente y se acompaña ésta del
seguimiento necesario para asistir a la paciente en sus luchas
con el retorno a las demandas de su existencia
habitual.
Para lograrlo se necesitan determinación y
paciencia. Se necesitan persistencia y dedicación. Se
necesitan fe básica y la dirección de manos
expertas.
No es fácil. Pero es lo
único…
Temas de neurociencia en el tratamiento
psiquiátrico moderno (V)
Dr. Félix E. F. Larocca
Las recaídas y
sus prevenciones: ¿contingencias evitables?
Uno de los hechos incontrovertibles en el tratamiento
psiquiátrico es que todas las categorías
diagnósticas que aparecen como entidades reactivas en la
psiquiatría, tienden a la recaída — y, a veces,
así son, de manera inexorable.
Veamos cuál es la razón para que
así sea.
Notemos que en el primero de los párrafos de esta
lección utilizo la noción de entidades
(diagnósticas) "reactivas".
Los ex adictos no tienen que renunciar a las drogas para
sustituirlas por el azúcar
y las comidas grasosas que los llevan a la obesidad, las terapias
pueden ser terminables y el pesimismo que matizaba la obra
freudiana Análisis Terminable e
Interminable no es más una realidad, a menos que la
paciente no escape vía una recuperación imaginaria
como las que arriba mencionáramos.
Tratar la
enfermedad en lugar de entender y tratar al
paciente
Desde que el sistema filosófico de
Alcohólicos Anónimos naciera en 1935 en Akron,
Ohio, se destapó la botella del mitológico "genio
de la lámpara", dando nacimiento a una plétora de
programas
cuyos propósitos son el de tratar todos los
problemas que no son diagnosticables siguiendo el modelo
médico, como si éstos fuesen otra forma de
adicción.
Se trata la anorexia, la obesidad, se trata la bulimia,
se trata el alcoholismo.
Se trata la etiqueta del síndrome que define al paciente
en lugar de tratar a quien padece de la enfermedad.
Como corolario final, ya tenemos Overeaters
Anonymous, Gamblers Anonymous, Overspenders
Anonymous y muchos otros más. La idea que inspira
estos programas es una de un fatalismo extraño, por el
cual se concibe, erróneamente, que nada sea curable y que
las víctimas de estas "dependencias" deban de mantenerse
en un estadio de recuperación (sin esperanza de sanar) por
el balance de sus vidas. Nada más perjudicial para la
autoestima de
uno que el vivir para siempre sin esperanza de conquistarse a uno
mismo.
En estos sistemas erróneos, se consideran
erróneamente los grupos de apoyo mutuo como si
constituyeran un remedio para las recaídas que, a menudo,
se tornan tan inevitables como aguardadas.
Veamos
La estructura de los mítines, la liberalidad en
el uso del café y del tabaco, la
apariencia de participar en un servicio de naturaleza cuasi
religiosa que inspira al asistente a revelar sus debilidades y
confiar en el soporte de sus padrinos y de los miembros del grupo
para que logren inculcarle la tenacidad requerida para continuar
la tortura de la recuperación interminable.
El tormento de
Sísifo
Sísifo fue el desafortunado rey de Corinto
condenado a empujar una roca loma arriba, la que rodaba a la
falda de la montaña, donde todo comenzara tan pronto como
llegaba a la cima. Así suele pasar con quienes dejan de
fumar, abandonan las drogas, pierden peso o se "recuperan" de la
anorexia o de la bulimia.
Asimismo parece ser el destino de quienes sufren de las
disorexias y de las adicciones. Llegar a la meta o al
pináculo ansiado para retornar al comienzo amargo desde
donde venían. (Véase mi artículo acerca de
las Disorexias Malignas.)
Tal parece ser la apariencia de un
destino que no tiene razón final para ser
así.
La terapia basada en
la neurociencia
Una de las bases fundamentales de todo
tratamiento psiquiátrico es el uso y la aplicación
de la psicoterapia en manos de expertos.
La psicoterapia se define por muchos como la "cura
hablada". Un proceso que desde que Freud pusiera las
bases de su teoría psicoanalítica ha sido
fragmentado y diseminado en formas que, a veces, carecen de
sentido filosófico o de fundamentaciones
científicas. Hoy, con los avances de la neurociencia, las
formulaciones que Freud propuso en su tesis acerca de la psicología
científica ha venido siendo sistemática y
progresivamente validada por los métodos
diagnósticos y las herramientas de investigación que al presente están
a la disposición y servicio de la neurología y que
forman las bases fundamentales de las neurociencias.
Lo nuevo, lo novedoso y lo que ha
cambiado
En nuestro entendimiento moderno mucho ha surgido que
nos llena de esperanzas para que los tratamientos
psiquiátricos sean de mayor efectividad y sus resultados
de mayor duración.
La
psicofarmacología, la psicoterapia y el riesgo de la
terminación prematura del tratamiento
Uno de los hallazgos más espectaculares de la
neurociencia ha sido la aplicación de elementos
farmacológicos al tratamiento de ciertas dolencias cuyo
pronóstico seria incierto si no hubieran esas medicinas,
la esquizofrenia y
la depresión son entidades que a menudo se citan como
ejemplo. El problema es que, a menudo, algunos terapeutas escogen
el tratamiento farmacológico ignorando el uso de la
psicoterapia.
La psicoterapia como tal, por si sola y en aislamiento,
no basta, ya que, a menudo se complica con las resistencias
de las pacientes, resistencias éstas que son
frecuentemente expresadas por las apariencias de una cura
facticia. Facticia por que, con frecuencia las mismas
resistencias se transforman en un escape dentro de una apariencia
que mímica la salud. De esto hablaremos en otra
lección venidera.
La cura resta en la resolución final y en el
cierre de los conflictos.
En resumen
Con el nacimiento de la nueva disciplina de la
neurociencia y con el desarrollo de nuevas drogas
psicoactivas, una nueva era ha sido señalada en
nuestro conocimiento. La psicoterapia se ha tornado
verdaderamente científica, curas siendo posibles sin que
los pacientes tengan que permanecer viviendo el oprobio
crónico de la "cura" interminable de que AA y otros nos
dicen.
Brevemente, en el análisis psiquiátrico,
son entidades constitucionales las que nacen con el
individuo, como se cree que son los trastornos de la
personalidad. Reactivas, por su parte, son, las que
resultan de esfuerzos en adaptaciones y compromisos inconscientes
e inadmisibles para el individuo; que engendran síntomas
de ansiedad, depresión, dependencias, trastornos del comer
y otros tipos de penurias similares. Como Freud nos
enseñara.
Temas de neurociencia
en el tratamiento psiquiátrico moderno
(Conclusión)
Dr. Félix E. F. Larocca
Los parámetros usados para conducir
meticulosamente la terapia psicoanalítica no han sido
cambiados básicamente desde que Freud formulara sus
métodos.
Los componentes más destacados son:
- La asociación libre de ideas
- La interpretación de los
sueños - La interpretación y análisis de las
parapraxis (lapsus linguae, o actos
fallidos) - La interpretación, análisis y
reducción de las defensas y resistencias - La interpretación y resolución de la
neurosis de
transferencia - El proceso de la terminación con la
resolución final de los conflictos que trajeran la
pacienta a la terapia.
El proceso es asunto de mucho esmero y su
evolución debe de ser materia de
gran cuidado y destreza por parte del terapeuta.
El diván más renombrado
del mundo
Pero, hay más, mucho más, para que este
asunto sea exitoso.
La selección
del paciente
Para que el psicoanálisis tradicional llegue a su
fruición plena es necesario que el/la paciente sea joven,
motivado por la ansiedad o el dolor psicológico, flexible
en su constitución psíquica,
introspectivo, con rica fantasía y que sufra de problemas
de índole neuróticos.
La frecuencia de las sesiones
Un análisis clásico necesita por lo menos
cinco sesiones a la semana. Una paciente sufriendo de conflictos
de índole agudos y por naturaleza profundos puede
beneficiarse de terapia más intensiva.
La configuración del proceso
Freud, en su técnica, utilizó el
diván que lo hizo famoso, explicando que así lo
hizo porque no le agradaba pasar los días siendo observado
por los pacientes que lo miraban. Técnica ésta que
se modifica en el tratamiento de los niños y de los
adolescentes jóvenes.
El diván ha caído en desuso, ya que la
neurociencia moderna considera que los cambios estructurales que
en el paciente ocurren, y que logran que una cura sea posible,
son asimismo cambios que suceden en el cerebro del
terapeuta.
Desde las contribuciones de mi maestro Heinz Kohut,
cuando enseñaba en el Instituto de Chicago, el concepto de las
transferencias de espejo se ha amplificado con el
descubrimiento reciente de las neuronas de espejo en
ciertos primates y aun en el ser humano.
En conclusión
El análisis es por sí un proceso de
regresión por parte del paciente que permite la
visualización y la expresión de todas las
emociones y la resolución de todos sus conflictos de
índole neurótica.
Freud, creyendo que los conflictos fundamentales, en el
origen de todas las neurosis, procedían de una
lucha entre las fuerzas de los instintos (el ID), de las
áreas de la mente que evalúan las demandas de de la
realidad (el Ego) y de los códigos morales de la sociedad y del
hogar en que el paciente creció (el SúperEgo), que
resultaban en ansiedades. Así creyéndolo
formuló que, al final del análisis exitoso, "donde
el Id estaba el Ego estará".
Últimamente es la terminación lo que nos
ocupa, ya que es el proceso final de la recopilación del
renacimiento
psicológico del paciente que fuera analizado.
Para quien estudie la neurociencia moderna y para
quienes deseen validar los cambios profundos que son posibles
durante este método de terapia, el análisis
personal es y persiste como la obra ingente del genio que fuera
Sigmund
Freud.
A una de mis pacientes a quien analizara recientemente
dedico este artículo como homenaje a su belleza tanto
física
como espiritual. Su presencia y su sufrimiento enriquecieron mi
vida emocional y ampliaron mis horizontes profesionales, como
asimismo florecerían las vidas de ella y las de todos
quienes tuvieran la fortuna de acercársele.
Esta singular mujer sabe a quién me refiero y
cómo también me refiero a quienes, llegando
después de que ella llegara, se beneficiarían de su
integridad y fortaleza moral.
Referencias
Serán dadas en una ponencia de
conclusión.
La formación de una transferencia que
evolucione a una neurosis de transferencia
Dr. Félix E. F. Larocca
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